11 julio, 2010

¡Campeón en rojo y español!














Domingo 11 de julio de 2010. El grito ahogó, ensordeció e hizo brincar a miles, millones de personas en todo el mundo. Hubo que esperar 115 minutos, nada menos que ¡115 minutos! para festejar, gracias a un golazo de Andrés Iniesta, el triunfo histórico de España sobre Holanda en la final de la XIX Copa del Mundo de Fútbol.
De colores y rivales. Esta vez no estaban vestidos de rojo —eran azules porque sus rivales eran naranjas—, pero todos sabíamos que se trataba de la misma Furia Roja que ganó la Eurocopa 2008, que olvidó muy rápido la derrota inicial e inesperada ante Suiza en este torneo, que fue de menos a más y eliminó a Portugal, Paraguay, Alemania y finalmente a Holanda.
Un juego increíble y de nombres. El toque maestro en el mediocampo —liderado por el propio Iniesta, Xavi y Xabi Alonso—; las atajadas de lujo del mejor portero del mundial, Iker Casillas; la defensa de hierro —Puyol, Pique, Capdevila y Busquets—, y un delantero con súper olfato a gol, David Villa, son hoy los nuevos reyes de un país que festejará por muchos días la inclusión entre las ocho naciones que han podido ganar un Mundial desde 1930.
Los sueños y la realidad. No es menos cierto que el arbitraje del juego conclusivo no fue bueno. Sin embargo, la agónica espera de los ibéricos —y de todos los hispanohablantes, tras perder nuestros representantes sudamericanos—, se coronó en la prórroga, frente a una Holanda que estuvo alejada de su fútbol habitual y dio más golpes y zancadillas que los permitidos.
La celebración, la gloria. El triunfo de España abrió la fiesta en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Granada, Córdova, Toledo, Zaragoza, Salamanca, Burgos, Santiago, Pamplona, en fin, en toda la geografía y un poco más allá. Ganó el mejor equipo, el que amó hasta el delirio la famosa Jabulani, el que pudo vencer todos los obstáculos y crecer por encima de ellos hasta levantar la Copa. Su director Vicente del Bosque lo definió en una frase: “Es el día más feliz del deporte español”.
Cuba, la huella. Por un mes la fiesta en Sudáfrica motivó pasiones y no pocos enamorados de las selecciones Argentina, Brasil, Italia, Alemania, Holanda y la propia España. Ojalá que el rojo vivo y encendido de los nuevos campeones tenga un fijador más fuerte entre nosotros y se traduzca en resultados, clasificaciones, goles. La pregunta para la próxima cita en Río de Janeiro 2014 está clara: ¿Qué equipo nos hará estremecer de emoción?

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