03 julio, 2014

¿Piratería campechana con Despaigne?



Desde el pasado 15 de mayo mucho se ha comentado en el ambiente deportivo sobre la salida de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) del pelotero Alfredo Despaigne, tras la revelación —todo partió de un artículo de la cadena deportiva ESPN— de que el club Piratas de Campeche lo había inscrito en esa lid con un pasaporte apócrifo, específicamente dominicano.
Hace solo unos días y tras varias semanas de investigación, se dio a conocer la decisión final: suspensión permanente para Despaigne de la LMB y expulsión de por vida para Enrique Rosado Méndez, presidente del club, quien días antes había pedido la renuncia. No obstante, queda aún para julio una sanción pendiente, que pudiera ser una fuerte multa económica y hasta la pérdida o suspensión de la franquicia por determinado tiempo.
Sin embargo, la maraña e incongruencia provocan comentarios, al tiempo que subyacen preguntas y chantajes incluidos. Vayamos a los hechos.

Una medida diferente esta temporada
Desde hace algunas temporadas, varios peloteros (Pedro Luis Lazo, Michel Enríquez, Yordanis Samón, entre otros) y entrenadores cubanos (Jorge Fuentes y Víctor Mesa, por solo poner dos ejemplos) han incursionado en la LMB, tanto en los Piratas de Campeche como en otros clubes.
El propio Despaigne se integró a ese conjunto en el 2013 con un contrato de 10 mil dólares mensuales, renovado para el 2014 y a tono con la nueva política del Gobierno cubano, que permite a sus deportistas ser contratados en el exterior, a partir de la mediación de nuestras federaciones nacionales.
Sin embargo, muy sospechosamente (y uso el término porque al final las condiciones eran las mismas en la temporada pasada y no pasó nada), este  año la National Asociation of Professional Baseball Leagues (NAPBL), de la que es miembro la LMB, sentenció que a partir del 2014 no se podía negociar directa la contratación de jugadores que tuvieran residencia fija en Cuba, por el conocido bloqueo de Estados Unidos a nuestro país.
¿Qué sucedió entonces? Está probado que Despaigne entró con pasaporte cubano a México y su correspondiente permiso de trabajo por parte del gobierno local, pero en función de burlar la medida impuesta por la NAPBL, los directivos del conjunto lo inscribieron con un pasaporte dominicano, confeccionado con fecha 24 de abril del 2013 y expedido supuestamente en la sede central de la Oficina de Pasaportes de República Dominicana, a la que nunca fue el cubano. Así lo determinó la investigación que involucró a la embajada quisqueyana en suelo mexicano.
Lo controvertido y las responsabilidades
Nada justifica que la Federación Cubana de Béisbol (FCB)  desconociera la normativa dictada este año por el consorcio de Grandes Ligas para la LMB, pues es la principal intermediaria de nuestros peloteros; aunque también es real que no tuvo nada que ver en la confección de ningún documento ilegal. Todo fue responsabilidad del club azteca en función de que Despaigne jugara con ellos y pudiera cobrar sus honorarios.
Pero aquí saltan entonces las contradicciones y no precisamente para presentar a nuestro jugador como víctima —usó el pasaporte solo para transitar dentro del certamen—, sino para entender de qué fenómeno estamos hablando, ¿cuánta seriedad e implicación puede tener esto en el futuro? Y sobre todo, ¿cómo debemos cuidar el prestigio de nuestros peloteros y del béisbol cubano?
Despaigne jugó 20 partidos, bateó 346, con cinco cuadrangulares y 15 carreras remolcadas y nadie protestó. ¿Dónde estaban los controles propios de la LMB durante ese tiempo: se burlaron o había complicidad incluso entre los directivos del club y la propia LMB? Cuando el mencionado artículo de ESPN destapó el tema ¿por qué se adelantó en renunciar el dirigente Raúl González, ejecutivo de los Piratas y de origen dominicano? ¿Qué diferencias hay entre Despaigne y otros jugadores cubanos, el propio Pedro Luis Lazo, por ejemplo, que juega aún en la LMB?
Plinio Escalante, presidente de la LMB, soltó pistas en la conferencia de prensa ofrecida para dar los resultados de la investigación. “También hay que ser justos, esto tiene que ver mucho con el interés que tengan los equipos de Grandes Ligas por los peloteros, independientemente de los acuerdos que se tienen que cumplir”, al referirse a las diferencias con otros cubanos contratados en suelo mexicano.
"Hay que cumplir con ese tipo de reglamentaciones, nos guste o no, pues ser parte de la National Asociation nos representa muchísimas ventajas y no quisiera que por un incidente como este, se pierda una relación que tiene más de 50 años de forma oficial entre el béisbol organizado de Estados Unidos y la Liga Mexicana de Béisbol".
Consideraciones finales
Después de las innumerables críticas a la no inserción de peloteros cubanos, la realidad muestra que tras la apertura de la FCB ahora aparecen medidas adicionales que torpedean y presionan para que los jugadores cubanos contratados sean los que vivan fuera de nuestro país. ¿No será que el pasado año fueron buscando a Despaigne con ofertas de más de 30 millones y tras no anidar al pez usaron ahora las leyes absurdas del bloqueo para intentarlo?
La trampa mayúscula, sin discusión, la cometieron los dirigentes de los Piratas de Campeche, pero con la anuencia de la LMB, pues de lo contrario no hubiera podido el granmense ni siquiera salir al terreno el primer día. Cuba debió actualizarse más en cuanto a leyes y no sacrificar la imagen de un pelotero con tantas aguas turbias.
Hace solo unos días Despaigne fue valorado para la Liga Japonesa profesional –con vistas a la temporada del 2015—, jugó el campeonato provincial de Granma y seguirá siendo uno de los mejores peloteros cubanos y del mundo (así lo calificó ESPN), aunque una “piratería campechana” le jugó una mala pasada.

24 junio, 2014

La historia no contada de Yasmani Tomás

Cuando se confirmó la noticia el 20 de junio muchos pensaron: "otro más a la lista", "se había demorado mucho", "hasta cuándo va a seguir este tráfico", por solo citar las frases más populares. Lo cierto es que el industrialista Yasmani Tomás no jugará más pelota en Cuba porque decidió apostar su rumbo a las Grandes Ligas de Estados Unidos (MLB), aunque pocos cuentan la verdadera historia de esta partida.


Durante mucho tiempo, al béisbol cubano se le acusó de cerrar a sus jugadores en un círculo vicioso: series nacionales y equipo Cuba; no enfrentarlos ni cederlos a otras ligas profesionales del mundo y baja remuneración por su rendimiento, por solo citar tres razones bien enconadas, las cuales, poco a poco, y a partir de los propios cambios de la sociedad "no por imposición de nadie" se han flexibilizado o modificado, sin que sea la panacea deseada.

Ya es posible aspirar a contratarse en el exterior -preferiblemente y con mayor apoyo de la Federación Cubana si es esta la que ejerce como intermediaria-, se les aumentó el salario a todos los peloteros que juegan en el principal espectáculo deportivo del país -Yulieski Gourriel, por ejemplo, gana hoy más de 10 mil pesos mensuales (400 USD al cambio oficial)-, en tanto las condiciones de vida, alimentación y alojamiento mejoran en un país que tiene al béisbol como pasión nacional, pero es subdesarrollado y con decenas de carencias económicas.

02 junio, 2014

Eugenio George y el remate a la vida



Eugenio George dio su último remate a la vida el 31 de mayo de 2014. Esa noche, el padre de las Espectaculares Morenas del Caribe no aconsejó sobre la táctica segura para ganar un set, tampoco dirigió un entrenamiento ni cambió jugadora alguna en el momento preciso. Solo cerró los ojos para que el voleibol mundial se levantara sobre su historia, su leyenda, su ejemplo.
Eugenio, como preferían decirles, falleció a los 81 años con la obra mejor tallada sobre un taraflex y una net. Todo su conocimiento y sabiduría lo puso en función de una Cuba que saltó a la gloria mundial en 1978  en Leningrado, cuando nadie pensó que podría derrotar a las casi invencibles soviéticas y japonesas. Años antes, las primeras Morenas, se habían convertido en las dueñas del nivel centroamericano y panamericano.  
Tres oros olímpicos, dos coronas universales, cuatro títulos en Copas del Mundo y un doblón dorado en Grand Prix lo convertirían por derecho en el director imprescindible, en el mejor entrenador del siglo XX, en un Dios de la cancha. Y lo era. Y lo será siempre.

21 abril, 2014

Alfonso Urquiola pide la palabra



Cuando se produjo el último strike, el out 27, Alfonso Urquiola gritó una palabrota y salió del banco a abrazarse con sus muchachos. Por novena ocasión vivía la emoción de ser campeón nacional (seis como pelotero de Vegueros y tres como director de Pinar del Río) y tras las primeras felicitaciones regresó al banco para buscar su tabaco. Minutos más tarde respondió las preguntas con la sinceridad de “un guajiro de campo”, como él mismo se definió.
¿Qué es lo más importante o destacado de este triunfo?
Siempre que se gana un campeonato es algo grande. Es la tercera vez que puedo conseguirlo como director, pero lo más destacado fue el espectáculo que se dio. El equipo Matanzas merece mi respeto y cariño porque le dio bríos a la Serie desde el principio, pero siempre tiene que haber un ganador y nos tocó a nosotros.
Resultó un play off interesante, con alto nivel competitivo, con una cultura deportiva muy grande entre los peloteros y sin ningún problema de indisciplina, a pesar de que estos juegos siempre son calientes y la afición es sumamente exigente con ambos equipos.
¿Diferencias entre esta corona y la de la Serie 50?
Todos los triunfos son significativos, pero este tiene un gran connotación porque llevaba dos años fuera del equipo —cumplía una misión de trabajo en otro país—, y apenas he estado seis meses con los muchachos. Hicimos un trabajo integral desde todos los puntos de vista y nos trazamos metas internas desde el primer día de la preparación. Nunca hicimos pronósticos, pero lógicamente logramos el objetivo final. Otra diferencia con la Serie 50 es que en aquella eran tres play off y ahora son dos, por lo que no da mucho tiempo a recuperarte. Era un conteo regresivo. Y así lo asumimos.

23 febrero, 2014

Curva donde debió ser recta



No es reiterativo el tema aunque haya pasado una semana del incidente ocurrido en el partido Matanzas-Villa Clara. Las medidas tomadas con los dos peloteros Freddy Asiel Álvarez y Demis Valdés, el árbitro Osvaldo de Paula, así como con los comisarios técnicos y el resto del personal parecen más curvas que rectas a un fenómeno que debemos parar desde su esencia.
La indisciplina, violencia y falta de cultura en los espectáculos deportivos no es privativa del béisbol (fútbol y baloncesto tienen ejemplos de sobra en campeonatos nacionales), ni tampoco ha sido visible solo entre los jugadores. Aficionados, directivos y personal auxiliar también se han visto involucrados y poco a poco los casos aislados de años atrás se han regularizado, con tintes dramáticos como el vivido el pasado 17 de febrero.
Sin embargo, la mano no debió temblar ahora, cuando pudimos ser testigos de una trifulca mayor y hasta una muerte —no exagero, pero era posible si el swing de Valdés impactaba en el rostro del lanzador villaclareño, aunque lo hizo en el de Ramón Lunar—, incompatibles con los preceptos de nuestro movimiento deportivo. Y ahí comienza una de las esencias.
Nada justifica un pelotazo y mucho menos intencional como los propinados por Freddy (a Yasiel Santoya más claros, no así a Víctor Víctor), pero esto siempre ha llevado una sanción cuando la apreciación arbitral es certera: expulsión de uno o varios juegos.
Coincido que fue errada la actuación de Osvaldo de Paula, pero nadie, nadie puede tomar la justicia por sus manos en un juego de béisbol —menos con un bate y sin ser además el pelotero afectado— tal y como lo hizo el matancero Valdés.
Sin tapujos, esa agresión física merecía la expulsión deshonrosa y definitiva de nuestro movimiento deportivo y no un año separado del béisbol, lo cual está recogido en el Capítulo III, Artículo 4, inciso f, del Reglamento Disciplinario, aprobado para la Serie Nacional.

01 febrero, 2014

Iván Rodríguez: “Cuba siempre es bienvenida”



Isla Margarita.- Uno de los rceptores más emblemáticos del béisbol en Grandes Ligas, el puertorriqueño Iván Rodríguez, aseguró a la prensa cubana acreditada a la 56 Serie del Caribe que “es bueno para el béisbol profesional que Cuba esté en la Serie”.
Rodríguez, de 42 años, en función de gerente ahora del equipo los Indios de Mayagüez, consideró que el certamen, previsto del 1 al 8 de febrero, estará muy fuerte, porque además de las selecciones de México (Naranjeros de Hermosillo), Dominicana (Tigres de Licey) y Venezuela (Navegantes de Magallanes), este año se incluye Cuba.
“Ustedes se merecen estar en eventos como estos y en los que surjan de ahora en adelante. Para mi es un placer que Cuba esté participando”, declaró el también ganador de 13 guantes de Oro en el béisbol estadounidense con los equipos Tigres de Detroit, Yanquis de Nueva York, los Nacionales de Washington y los Astros de Houston.
Sobre la preparación del conjunto boricua para esta lid, el carismático receptor adelantó que “vinimos a Isla Margarita a hacer un buen papel, a competir. El director Carlos Baerga ha puesto al equipo en buena forma y es un conjunto bastante completo, al que se le agregaron varios pitchers y jugadores”.