21 marzo, 2008

Cuba se escribe con G en Manchester

Desde el año 2003, los campeonatos mundiales de ciclismo no son certámenes que pasan por alto para el ciclismo cubano. Un acumulado de cinco preseas, incluida dos campeonas universales, compromete cada pronóstico futuro. De ahí que para la venidera edición de estas justas, en Manchester, Inglaterra, lo mejor sería conocer, compartir, qué piensan nuestras tres representantes.
Si alguien quisiera identificarlas en el velódromo de la segunda ciudad británica, del 26 al 30 de marzo, bastará referirse a ellas con la letra inicial de su primer apellido: G. Yoanka González, Lisandra Guerra y Yumari González saben que la trascendencia de esta cita va más allá de las medallas, pues estará en juego la clasificación olímpica a Beijing.
Guerra a pedales

Con una intensa y minuciosa preparación en el Centro Mundial de Entrenamiento, en Suiza, la actual líder indiscutible del mundo en los 500 metros contrarreloj, Lisandra Guerra, llegará en busca del único metal que le falta en estos eventos luego de su bronce en el 2006 y el subtítulo del 2007.
Sin embargo, su aspiración a la corona en esa especialidad —legítima y palpable— no debe llevarle a perder la ruta principal: mejorar el cuarto lugar de la velocidad pura de hace un año en Palma de Mallorca, ya que es esta prueba y no los 500 la única programada en el calendario olímpico para las velocistas.
“Está en condiciones de lograr ese resultado, pues el sistema de clasificación olímpica incluye a la campeona mundial —directo— más las ocho primeras del ranking del orbe, para el cual se suman las actuaciones en las Copas del Mundo y el desempeño en Manchester. Y Lisandra está entre las cinco primeras”, comentó Héctor Ruiz, jefe del colectivo de entrenadores.
Otra bulla para Yoanka

Aunque reconoce que no llegará a la cita como quisiera —una caída en una fase de las Copas afectó algunos días de su preparación—, la primera ciclista cubana en obtener una corona del planeta —ganó el scratch en el 2004— no esconde sus objetivos de volver a escalar lo más alto del podio en la carrera por puntos y regresar con el boleto para los Juegos Olímpicos en esa misma modalidad.
“He mejorado el pensamiento técnico-táctico y estoy convencida de que puedo lograr ambas cosas, a pesar de que el factor suerte juega un papel importante en esta especialidad. Además, tengo el incentivo personal de que será mi último mundial, pues tengo decidido concluir mi carrera en Beijing, con la medalla olímpica que me falta”, declaró convencida Yoanka González.
Respecto a la rivalidad existente y a la correcta estrategia de competencia, confesó su preferencia por arriesgarlo todo en la disputa de los sprints intermedios. “Tengo malas experiencias por equivocar esa táctica y ahora no puedo fallar, a pesar de que tengo una buena posición en el ranking”, recordó la villaclareña.
Yumari, todo coraje

En la vida de esta espirituana permanecen tantos recuerdos gratos y únicos, que la trágica caída de enero pasado cada vez se pierde más en su memoria, a fuerza de voluntad, sacrificio y una entrega pocas veces posible de atrapar por el periodismo y la sensibilidad mayúscula que puedan despertar las palabras.
“Lo peor ya pasó. Es cierto que perdí semanas claves de la preparación por las lesiones de la caída, pero he podido suplirlo con mi esfuerzo. Si te soy sincera, voy a ir a buscar de nuevo mi medalla de oro en el scratch”, declaró con lágrimas de pasión en sus ojos, la dorada universal del 2007.
“Es cierto que mi principal propósito más adelante es lograr el boleto olímpico en la ruta, es decir, en varias competencias en América, pero reitero que lucharé porque Cuba pueda cumplir su mejor actuación histórica en un mundial”, dijo antes de entrar a sus últimas sesiones de fisioterapia la única ciclista de la Isla que tiene todos los títulos de esta disciplina: centroamericano, panamericano, Copas del mundo, mundiales juveniles y de mayores. “¡Me queda solo el olímpico!”, concluyó.
Desde este miércoles las miradas de los seguidores del ciclismo estarán en el precioso velódromo de madera de Manchester. Y en medio de la tecnología de último modelo, el consabido dominio europeo, la participación de más de 60 naciones y el amplio aparato propagandístico, tres cubanas intentarán escribir el nombre de su país con G, la de su primer apellido, pero también la de ganar, la de victoria.

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