Pitcheo asiático: ¿enigma invencible?

Bien temprano nos hemos levantado por estos días todos los seguidores del béisbol para presenciar el tope de nuestra selección nacional contra equipos profesionales de Taipei de China. Y bien temprano llegamos a la conclusión de que el pitcheo asiático sigue siendo un enigma invencible para nuestros bateadores.

Dos anotaciones, 13 imparables, cuatro dobles, un jonrón y 16 ponches es el saldo total en par de juegos frente a 12 lanzadores taipeianos, cuya mayor virtud ha sido su control, un repertorio envidiable de rectas y rompimientos, y sobre todas las cosas, no levantar la bola más allá de las rodillas del cátcher, la zona de strike más difícil de conectar para cualquier jugador.

Muchos recuerdan ahora los inicios de nuestros enfrentamientos contra los asiáticos, cuando los serpentineros “submarinos” hicieron estragos en las alineaciones cubanas, no solo por el ángulo de salida de los lanzamientos, sino por los mismos atributos que hoy vemos extendido en los pítchers de Japón, Sudcorea y Taipei de China, los tres colosos de ese continente en béisbol, por ese orden.

Es cierto, son dos escuelas distintas a la hora de entrar a un terreno de pelota, de ahí la necesidad de estos topes —y ojalá fueran más que cinco partidos—, pues en el venidero Tercer Clásico Mundial debemos jugarnos la clasificación a la tercer fase —considero que en la primera etapa avanzaremos entre los dos primeros—  con ese trío asiático.

Ha llamado la atención en este tope que tercero y cuarto bate, Yulieski Gourriel y Frederich Cepeda, respectivamente, no hayan conectado hits en 12 oportunidades, en tanto Alexei Bell debe jugar como lo que es, el mejor jardinero derecho del país; al tiempo que Yordan Manduley y Michel Enríquez pudieran abrir como titulares en el tercer juego de este martes, bajo la filosofía de probar a todos los jugadores y darle descanso a los de menor rendimiento.

Los resultados pequeños o cerrados (1-2 y 1-0) no son los que asustan, pues la calidad del béisbol profesional es alta y hoy los campeonatos universales se deciden con marcadores de este tipo, por margen de una o dos carreras. Lo preocupante es no producir anotaciones con hombres en bases, correr mal las bases, poncharse tanto y con bolas malas, y no encontrar un primer bate efectivo, por solo mencionar algunos detalles.

Por más quejas que tengamos del pitcheo en nuestras series nacionales, este departamento no ha sido la causa de las últimas derrotas en la arena internacional. En estos dos partidos frente a Taipei de China, con la excepción de Yadier Pedroso —sacado en el momento oportuno por Víctor Mesa—, el resto ha lucido bien, con las mejores faenas a la cuenta de Freddy Asiel Álvarez, Ismel Jiménez y Pablo Millán, este último en su función de cerrador.

Puede que falte algún que otro pelotero, pero la selección que juega este periplo asiático es lo más completa que podemos reunir para enfrentar el torneo universal de marzo del 2013. Simpatías aparte y coincidencias o no con el estilo impregnado por el actual mánager de Cuba, los desafíos se ganan bateando y eso ha faltado ahora.

Finalmente, defenderé hasta el cansancio esta oportunidad de fogueo con Taipei de China y Japón (16 y 18), única manera de saber cuánto debemos perfeccionar, sin temor a ser estudiado o “scouteado”. Quedan tres desafíos aún y ojalá, que junto a los triunfos, encontremos la fórmula ideal para descifrar el escollo mayor de la selección cubana: el pitcheo asiático.