06 diciembre, 2011

El hombre proa

Hoy quiero introducir un tema de suma importancia para cada uno de los equipos que intervienen en nuestra LI Serie Nacional de béisbol: ¿qué sucede con nuestros primeros bates, quién lo hace mejor hoy, cómo medir su rendimiento con mayor efectividad? ¿Por qué no hay en nuestra selección nacional un hombre proa natural como lo fueron Wilfredo Sánchez, Víctor Mesa, Luis Ulacia, Eduardo Paret?
Según los teóricos del béisbol, el primero en la alineación debe ser un jugador que corra muy rápido, sin importar su poder con el madero, pues lo principal es que no le tire a bolas malas, no se ponche mucho y se embase lo más seguido posible. Debe ser muy agresivo, de excelente contacto y buen promedio.


En las dos primeras subseries (estadísticas de 32 juegos), 23 hombres se han desempeñado en ese turno inicial, dado que cinco equipos han probado a más de un bateador en ese puesto, incluso Villa Clara ha colocado tres. Hemos visto a pocos tocar bolas para mover a los pitchers, el tacto tampoco satisface con 43 ponches tomados, en tanto solo han robado ocho bases en 12 intentos.
Una estadística muy utilizada para evaluar a quienes abren la tanda ofensiva es el Porcentaje de Embasado (OBP), equivalente a la suma de todas las veces que un jugador se embasa, divididas entre las posibilidades u oportunidades de hacerlo. Aunque muy temprano para sentar cátedras, el matancero Guillermo Heredia (550), el industrialista Irait Chirino (545) y el granmense Roel Santos (500) son los mejores en este apartado. ¿Podrán mantenerse así?
Asumir esa responsabilidad va acompañado de una preparación física especial -sino, preguntémosle a Enrique Díaz, de los mejores en todos los tiempos- y sobre todo, de un sistema de bateo diferente a otros turnos en la alineación. Con el paso de los años, muchos ocupan otros puestos ofensivos (segundo, tercero), pero es difícil que ocurra a la inversa. 
Por eso resulta contraproducente que desde el retiro de Paret, no exista un primer bate natural en nuestras selecciones nacionales y se improvise con peloteros de características similares -Héctor Olivera, Giorvis Duvergel o Rusney Castillo-, pero que no se desempeñan en 90 partidos como hombres proa.
¿Hay crisis de los primeros bates en nuestro béisbol? ¿Cuánta culpa cargan los mánagers en el conservadurismo y poco juego agresivo de estos jugadores? ¿Se dejan libres para batear, se entrena con ellos el robo de bases y cómo mejorar el tacto? Una gota más en la copa perfectible de la pelota cubana.

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