El mejor judoca cubano de los últimos siete años, Yordanis Arencibia, ratificó su estelar clase al pelear el título mundial de la división de 66 kilogramos ante el brasileño Joao Derly, quien sólo pudo vencerlo por una koka en el tiempo extra o regla de oro, para de esa manera retener la corona alcanzada en el 2005.
En lo que pareció otro duelo a muerte —Joao sacó a Arencibia del camino al oro en los Juegos Panamericanos de hace solo dos meses—, los judocas volvieron a complacer al más exigente de los públicos y tras igualada a koka en el tiempo reglamentario fueron a decidir en los cinco adicionales, en los que Joao finalmente marcó una acción que los jueces apreciaron koka.
No obstante, Arencibia exhibió una de las mejores jornadas competitivas de su carrera al ganar tres de sus primeros cuatro combates por la vía rápida. El primero, ante el congolés Ngoy Nsenga; luego, ante el difícil griego Tariel Zintiridis —el pleito se extendió a tiempo extra—, y por último, al húngaro Miklos Ungvary, el mismo que lo había derrotado este año en la gira europea. Antes del europeo, dominó por wazari al estadounidense Justin Flores.
En lo que constituyó una final adelantada, el bronce olímpico de Atenas 2004 discutió la semifinal contra el doble titular del orbe del 2001 y 2003, el iraní Arash Miresmaeili, al que venció por un claro yuko, marcado en el segundo minuto del combate.
Según reseñó el sitio web del evento, el brasileño declaró estar muy feliz con el triunfo, a pesar de la resistencia del cubano, “uno de los judocas que más respeto en el mundo y que siempre sale a dar buenas peleas”. De esta manera, Brasil dio un paso serio en llevarse la corona masculina, ahora con tres doradas.
Para Arencibia fue su cuarta presea en lides del orbe y la mejor actuación en lo personal, pues con anterioridad había terminado en bronce en 1999, 2001 y 2003, mientras se fue sin preseas en El Cairo 2005. Se ratificó, además, como el antillano con más preseas a este nivel, y aseguró su tercera incursión en Juegos Olímpicos. Para la tropa de Justo Noda fue el segundo premio en la lid y ahora marcha quinto en la tabla por naciones.
POBRE RENDIMIENTO DE LAS MUCHACHAS
Si alguien llegó a pronosticar un rendimiento tan pobre de la selección femenina de Cuba en la tercera fecha del XXV Campeonato Mundial, hubiera sido tomado por loco. Pero lo real es que las dos cartas de triunfo, Yurisleidis Lupetey (57 kg) y Sheila Espinosa (52 kg) quedaron por debajo de sus potencialidades.
En el caso de Lupetey cedió por ippón en su primera presentación ante la holandesa Deborah Gravenstijn, tras ir ganando por diferencia de yuko. Sin precisiones desde la sede por parte del colectivo de entrenadores, los meses sin competir debido a las continuas lesiones cobraron su precio ahora a la capitana del equipo.
Por su parte, Sheila abrió ganando ante Munkhbaatar Bundmaa, de Mongolia, pero más tarde no pudo contener el empuje de la coreana Kum Ae An, ni de la japonesa Yuca Nishida, esta última en la ronda de repechaje, contra quienes cayó por ippón.
La última carta de Cuba en la Arena Olímpica de Río este sábado resultó el guantanamero Ronald Girones, quien concluyó con una victoria y una derrota ante el colombiano Arturo Soler y el ruso Salamu Mezhidov, respectivamente.
Para el cierre de la justa, Cuba tendrá cuatro opciones más de subir al podio con la campeona defensora de los 48 kilos, Yanet Bermoy —pudiera enfrentar en la final a la formidable Ryoko Tani— , así como a los debutantes Yasmani Piker (60 kg) e Idalis Bocourt (división libre).
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