06 julio, 2011

Aprender las lecciones de Rótterdam


Nunca antes había pasado que una selección cubana de béisbol perdiera tres juegos en un certamen internacional contra el mismo rival. Pero ya sucedió. Y aunque duela reconocerlo, se veía venir la derrota (5-4) ante Taipei de China en la final de la XIII edición del torneo de Rótterdam, en Holanda.
El partido se decidió en el onceno capítulo a partir de la controvertida regla Schiller, cuando Cuba no pudo anotar con las bases llenas y un out, pues fallaron Yasel Puig y Donald Duarte, este último con ponche sin tirarle. Sus rivales no dejaron escapar la oportunidad y con idéntica situación, el cuarto bate Chih Pei Huang sonó el hit que les dio por vez primera el oro a los asiáticos en la lid.
Los nuestros ganaban 3-1 hasta el quinto, cuando los taipeianos la emprendieron contra el relevista Dalier Hinojosa --sustituyó una entrada antes al abridor Yosvani Torres-- al combinar boleto, dos sencillos y un doble impulsador de tres carreras, lo que provocó la entrada del mejor pitcher antillano en la justa, Yadier Pedroso, quien sofocó la rebelión y lanzó hasta el final.
Hasta aquí el necesario recuento de lo sucedido, sin embargo, lo más importante no es ni siquiera la primera derrota del béisbol cubano en este 2011, sino las causas que nos dejaron con el subtítulo después de ocho coronas en estas citas, las cuatro últimas de manera consecutiva.
El bateo fue el más pobre que recordamos para un conjunto antillano en eventos foráneos (257 incluyendo la final), dejamos no menos de 10 corredores en base en cada juego, al tiempo que vulneramos todas las funciones de nuestros lanzadores, pues los abridores tuvieron que ser relevistas y los encargados de esta función apenas salieron: Yadir Rabí (2 entradas) y Duniel Ibarra (4).
No llevar un bateador zurdo nos limitó quizás de una conexión oportuna, en tanto demoramos demasiado en mover la alineación regular si hombres clave como Duarte, Fiss, Bello y Saavedra no estaban rindiendo. Eso sin contar lo inexplicable del fracaso contra Curazao en el debut y los marcadores cerrados frente a Alemania, naciones que si bien han elevado su nivel no alcanzan todavía para anotarse esos desempeños.
Las lecciones de Rótterdam están claras. En la pelota si no se batea hay pocas posibilidades de salir con éxitos. No obstante, Yoilan Cerce, Rusney Castillo, Yasiel Puig, Erisbel Arruebaruena, Yadier Pedroso y Dalier Hinojosa convencieron para ser llamados a la preselección de la que saldrá el equipo a la Copa Mundial y los Juegos Panamericanos de Guadalajara.

¿Topes para definir?
Este lunes se dará a conocer la formación de 24 peloteros que desde el venidero 8 de julio competirán en el torneo Challenger de Canadá, bajo la dirección de Alfonso Urquiola. Durante estos días hemos podido disfrutar de un tope frente entre esa formación y la que se prepara para los IV Juegos del ALBA, en los cuales hemos percibido poca motivación en algunos peloteros.
¿Será que se saben asegurados en las nóminas? ¿Dar oportunidad a tantos jugadores permitirá realmente tomarlos en cuenta para la integración final al mundial si muchos de ellos apenas actuarán dos, tres o cuatro entradas en los topes? ¿No sería mejor preselecciones más reducidas y evitar falsas expectativas o sueños imposibles?
La afición espera el primer triunfo internacional de nuestro béisbol en este 2011. Urquiola lo sabe de sobra y para eso habrá que hacerlo todo bien.

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