08 mayo, 2011

¿Dónde estuvo el oro de la Serie Nacional de Béisbol?


Con el último ponche de Yosvani Torres, Pinar del Río alcanzó no solo la merecida corona de la 50 Serie Nacional de Béisbol, sino uno de los triunfos más esperado de esa provincia —quizás el más importante de su deporte en lo que va de siglo XXI—, en medio de un contexto que exige analizar hasta el detalle la salud de la pelota cubana, tras otra temporada de altas y bajas.
El término Serie de Oro, en alusión al número dorado que representa para un matrimonio cinco décadas de unión, resultó paradójicamente el más polémico de todos, pues la calidad sobre el terreno —que no debemos confundir con rivalidad— dejó mucho que desear, a partir de múltiples causas, parámetros y realidades, la mayoría de ellas visibles para quienes hacen de esta disciplina el espectáculo sociocultural más afectivo y amado.

La relación pitcheo-bateo permite valorar, en cualquier campeonato del mundo, cómo anda el techo del certamen, de ahí que ninguno de los dos puede irse por encima del otro. Es decir, no deben deprimirse los jonrones hasta la extinción —es el batazo más cotizado por públicos y peloteros—, como tampoco los lanzadores deben ser castigados hasta la saciedad con marcadores más parecidos a balonmano que béisbol.
Lo anterior debe llamar la atención hoy de todos los especialistas. El promedio de bateo colectivo, 298 en la fase clasificatoria con 77 bateadores por encima de 300 es tan fantástico como imposible de sustentar si no fuera, entre otras razones, por los seis juegos seguidos semanales, la falta de al menos tres lanzadores abridores de puntería en cada equipo y el poco pensamiento técnico-táctico de los mismos, sin obviar la pelota súper viva usada este año, la Mizuno 150,  y la celebración de la mayoría de los partidos en horario diurno.
Si a eso sumamos que nuestros serpentineros trabajan para un altísimo 5.25 promedio de carreras limpias, regalan casi ocho bases por bola por juego y la especialización del pitcheo sigue siendo una quimera, pues se trae al relevista casi siempre como sofocador de rebeliones y no para cumplir un papel de cerrador de juego, entonces es fácil concluir que la balanza favorece a los bateadores, en detrimento del verdadero espectáculo.
¿Por qué no pensar en descansar un día entre cada subserie, qué impide elevar un poco más la lomita del box en nuestros estadios —varias ligas internacionales lo han hecho para que el lanzador gane un poco más en velocidad y tenga ligera ventaja sobre quienes tienen el madero—, no será aconsejable regresar a que el pitcher batee y desaparezca el designado?
Otras ideas…
No resulta secreto para nadie que la Liga de Desarrollo es tan necesaria que se celebre a la par de la Serie Nacional, como urgente es también dedicar algunos recursos para la base, donde muchas veces jugar un campeonato provincial escolar o juvenil se convierte en un dolor de cabeza por la falta de pelotas y bates.
En esas categorías descansa el futuro de nuestro pasatiempo nacional, al tiempo que se impone, de una vez y por todas, pensar acerca de la inserción de nuestros peloteros en el exterior, pues cada año crece el éxodo de figuras que emigran por la compra descarnada de los magnates de este negocio en el mundo.
Sobre un posible cambio de estructura se ha comentado bastante. La emoción y representación territorial que hay en un campeonato con 16 conjuntos no están reñidas a que puedan valorarse algunas propuestas para el futuro en función de concentrar calidad. Sin ánimo de tomar partido por alguna, 45 juegos en un todos contra todos y luego una concentración de los ocho primeros elencos —con refuerzos incluidos— para la última parte de la temporada, previo a los play off, parece interesante a más de un colega.
La 50 Serie Nacional no fue de oro. Sin embargo, una final inédita y emotiva entre Ciego de Ávila y Pinar del Río despertó más simpatizantes que lo previsto por la entrega de ambos conjuntos. Al festejo no deben salirle sombras, sino discusiones provechosas para cambiar y mejorar, única garantía de seguir siendo uno de los países con mejor béisbol del mundo.

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