24 mayo, 2010

Yipsi Moreno: "estoy como niña ambiciosa"


La doble campeona mundial y submonarca olímpica, Yipsi Moreno, fue una de las atracciones del atletismo en la V Olimpiada del Deporte Cubano, su segunda competencia oficial, donde envío el martillo hasta los 69,37 metros. Pasadita todavía del peso ideal, pero con la misma sonrisa de siempre y los sueños bien concretos, la camagüeyana aceptó conversar en exclusiva.
¿Esperabas un regreso con estos resultados?
“Las dos marcas (69,63 fue la anterior) dicen que he tenido un buen comienzo, con bastante estabilidad, a pesar de que todavía debo mejorar muchas cosas, tanto en lo técnico como en las cargas físicas. Sin embargo, estar por encima de los 69 metros da esperanzas de parecerme a la Yipsi que terminó antes del parto. Estoy alegre y solo tendré que seguirme esforzando”.
¿Cómo valoras el escenario internacional del lanzamiento del martillo?
“Lo he estudiado siempre y el objetivo es incorporarme en ese contexto para terminar bien el ciclo olímpico. Pienso que sí puedo. Este año quizás lo que me toca es esto, recibir algunos golpes e ir mejorando poco a poco, pero ya en el 2011 será otra cosa”.
¿Qué es lo más difícil después del embarazo?

“La primera parte más difícil fue arrancar, porque salen algunas dolencias. Esas las vencí rápido por los años de entrenamiento, pero el parto me provocó un dolor que no contaba y es lo que me ha atrasado un poco hoy. Sobre eso estoy trabajando. Quizás si no fuera por eso en lugar de estarme fajando hoy por un quinto-sexto puesto en el mundo, estuviéramos quizás en un tercer o cuarto lugar”.
¿Llegarán los 70 metros en una próxima competencia?
“Sí, creo que es posible. Lo más próximo serán el mitin atlético en Ostrava y el Campeonato Iberoamericano. Lo que pueda hacer allí dirá cómo termina este comienzo”.
Madre y atleta: ¿doble esfuerzo?
“Es cierto, pero me siento con más fuerza, era lo que yo quería. Estoy como la Yipsi que empezó, como una niña ambiciosa que tiene sueños, metas y que luchará por ellas”.

02 mayo, 2010

Conrado Marrero sigue en su laberinto

Las celebraciones de onomástico son pretextos salvables para recordar hechos y figuras, no siempre difundidos en toda su dimensión y grandeza. Así sucede ahora con Conrado Marrero, quien el pasado 25 de abril festejó nada más y nada menos que sus 99 años de edad.
Con más de una entrevista pendiente y el recuerdo más nítido en sus conversaciones con mi bisabuelo —su barbero particular—, la crónica se presenta sola y no son sus palabras bien hilvanadas en el tiempo las protagonistas, sino sus actuaciones convincentes sobre los terrenos de béisbol de Cuba y Estados Unidos.
El Premier, como gustaban decirle algunos, hizo del béisbol un juego festivo e irrepetible desde el box, al tiempo que demostró no haber llegado tarde de edad a ningún torneo (con 35 años debutó en la Liga Cubana de Béisbol Profesional), pues tantos resultados excelentes —ganados, perdidos, promedio de carreras limpias y ponches, por sólo citar algunos— y anécdotas por montones borran cualquier comparación.
De Conrado Marrero, triple campeón mundial 1939.1940 y 1942, habrá que hablar siempre en presente, con su tabaco encendido, la sonrisa contagiosa y ese consejo duro y oportuno sobre cómo amar más la pelota. Para él, fruto de una generación que al triunfar la Revolución se mantuvo firme para desarrollar las series nacionales, no hay todavía un último lanzamiento.
Para los más afortunados de la memoria, 99 años de vida entregada a la pasión de todos los cubanos son suficientes para retomar anécdotas y no pocas leyendas, muchas de ellas relacionadas con su natal sitio: La finca El Laberinto, en Sagua la Grande, Las Villas, donde comenzó a tirar y batear sus primeras pelotas.
“Si me metía en complicaciones, trataba de salir. Un pitcher es un artista y su arte consiste en poner outs a los bateadores”, ha declarado más de una vez con la autoridad de su experiencia y el orgullo de ser uno de esos artistas desde el box, tan extinción en el béisbol actual.
Algo sí queda claro como enseñanza para todos los pitchers: “Lo principal en el lanzador es pensar”, dijo al concluir otra entrevista. Y así, entre la historia y lo que pudo haber significado una exclusiva para estas líneas, felicitamos a un grande de todos los tiempos del béisbol cubano, pues Conrado Marrero no necesita ser ubicado en ningún Salón de la Fama. Está en los corazones de todos los cubanos.