Estamos exactamente a un año del tercer Clásico Mundial de Béisbol, al que Cuba está clasificado por haber quedado entre los doce primeros de la segunda edición. Sin embargo, en medio de la actual serie nacional, no son pocos los correos, comentarios y polémicas sobre quién pudiera ser el mánager de nuestra selección al esperado certamen del 2013.
Si nos guiáramos por la metodología que hace poco se discutió —INDER, Federación Cubana y prensa especializada— en reuniones por varias zonas del país, el director del equipo Cuba debiera salir de nuestro pasatiempo nacional y luego mantenerse en el cargo al menos por un ciclo competitivo sin tener que dirigir entonces ningún conjunto provincial, siempre y cuando sus resultados sean positivos.
Hasta ahí la idea parece buena, pero ocurre que en estos momentos no existe esa persona, — a pesar de la importancia que tendría—, pues Alfonso Urquiola, timonel al último campeonato mundial y a los Juegos Panamericanos, no cumple ya esa función; en tanto Eduardo Martín, otro que lo ha hecho en los últimos años, está en su provincia sin indicaciones precisas sobre esa tarea.
No son pocos los que preguntan si se repetirá la fórmula de que el titular de la Federación Cubana, Higinio Vélez, vuelva a repetir en el puesto de director, o se llamará al pinareño Jorge Fuentes para que retome las riendas de un conjunto distinto al que él comandó hasta 1997, pero necesitado de sus experimentados conocimientos.
También flota la pregunta de si será el mentor ganador de la actual serie nacional al que se confiará tan alta responsabilidad; en tanto no pocas voces —más allá de las matanceras— abogan porque Víctor Mesa dirija la escuadra cubana al Clásico Mundial. ¿Alguien puede decir que no ha escuchado esto y un poco más también?
Es hora de pensar con los pies sobre la tierra, pues resulta una necesidad —no capricho— tener ya un director para el Clásico, el venidero torneo de Holanda y los topes internacionales que habrá este año con Estados Unidos y países latinos y asiáticos, según las intenciones mostradas por las federaciones de esos países. Eso sería el inicio de un trabajo colegiado, que abarcaría la selección también de entrenadores auxiliares y elaboración de estrategias, imprescindibles en el béisbol moderno para evitar improvisaciones de última hora, como ha pasado muchas veces.
Si por el contrario, se decidiera dar la dirección del elenco principal al mánager triunfador de la actual temporada es mejor decirlo con tiempo para que nadie valore de injusta una decisión contraria. Las preguntas serían: ¿nos arriesgaríamos con un mánager debutante si alguno de ellos gana la actual campaña? o ¿elegiremos a alguien que no pisó un estadio de pelota en una temporada tan definitoria como la que está transcurriendo?
Sigo apostando por la planificación y decisiones con tiempo. Como en su momento habrá que valorar si en la serie venidera tendrán que comenzar jugando la base del equipo Cuba que pudiera tener en esa fecha unos 30 partidos internacionales. Nuestro director al Clásico Mundial debe conocerse con anticipación, con el criterio de especialistas, federativos, peloteros y hasta del pueblo, sin que eso implique elegir al más popular, sino a quien reúna mayor capacidad y preparación.
En medio del último tercio de la campaña, es un alto en el camino que merece la pena valorarse. Quedan solo 12 meses. Mi voto es para Jorge Fuentes, pero reconozco que pudiera haber otra decisión más sabia.
Si nos guiáramos por la metodología que hace poco se discutió —INDER, Federación Cubana y prensa especializada— en reuniones por varias zonas del país, el director del equipo Cuba debiera salir de nuestro pasatiempo nacional y luego mantenerse en el cargo al menos por un ciclo competitivo sin tener que dirigir entonces ningún conjunto provincial, siempre y cuando sus resultados sean positivos.
Hasta ahí la idea parece buena, pero ocurre que en estos momentos no existe esa persona, — a pesar de la importancia que tendría—, pues Alfonso Urquiola, timonel al último campeonato mundial y a los Juegos Panamericanos, no cumple ya esa función; en tanto Eduardo Martín, otro que lo ha hecho en los últimos años, está en su provincia sin indicaciones precisas sobre esa tarea.
No son pocos los que preguntan si se repetirá la fórmula de que el titular de la Federación Cubana, Higinio Vélez, vuelva a repetir en el puesto de director, o se llamará al pinareño Jorge Fuentes para que retome las riendas de un conjunto distinto al que él comandó hasta 1997, pero necesitado de sus experimentados conocimientos.
También flota la pregunta de si será el mentor ganador de la actual serie nacional al que se confiará tan alta responsabilidad; en tanto no pocas voces —más allá de las matanceras— abogan porque Víctor Mesa dirija la escuadra cubana al Clásico Mundial. ¿Alguien puede decir que no ha escuchado esto y un poco más también?
Es hora de pensar con los pies sobre la tierra, pues resulta una necesidad —no capricho— tener ya un director para el Clásico, el venidero torneo de Holanda y los topes internacionales que habrá este año con Estados Unidos y países latinos y asiáticos, según las intenciones mostradas por las federaciones de esos países. Eso sería el inicio de un trabajo colegiado, que abarcaría la selección también de entrenadores auxiliares y elaboración de estrategias, imprescindibles en el béisbol moderno para evitar improvisaciones de última hora, como ha pasado muchas veces.
Si por el contrario, se decidiera dar la dirección del elenco principal al mánager triunfador de la actual temporada es mejor decirlo con tiempo para que nadie valore de injusta una decisión contraria. Las preguntas serían: ¿nos arriesgaríamos con un mánager debutante si alguno de ellos gana la actual campaña? o ¿elegiremos a alguien que no pisó un estadio de pelota en una temporada tan definitoria como la que está transcurriendo?
Sigo apostando por la planificación y decisiones con tiempo. Como en su momento habrá que valorar si en la serie venidera tendrán que comenzar jugando la base del equipo Cuba que pudiera tener en esa fecha unos 30 partidos internacionales. Nuestro director al Clásico Mundial debe conocerse con anticipación, con el criterio de especialistas, federativos, peloteros y hasta del pueblo, sin que eso implique elegir al más popular, sino a quien reúna mayor capacidad y preparación.
En medio del último tercio de la campaña, es un alto en el camino que merece la pena valorarse. Quedan solo 12 meses. Mi voto es para Jorge Fuentes, pero reconozco que pudiera haber otra decisión más sabia.
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